A pequeña escala 

Las aspas de un ventilador al girar, van dibujando desde el ocre techo, hasta la terracota del piso rastros de un algo que pasa  en el espacio y se define en términos caducables como propiedad privada. !vaya que pesa el sentido de pertenencia¡ [cuando no es publico].  Es un reinado a pequeña escala.

El jefe todo lo sabe: El jefe todo lo ve.

A sus espaldas, un simulacro de biblioteca  aloja visibles cantidades del mismo polvo esparcido por el ventilador dentro del espacio (propiedad privada) —yo agregaría— propiedad privada de limpieza. Ah y también dos manuales de administración de empresas, entre ellos,  llama la atención un viejo catalogo de  la «American Fruits» de descuidada redacción,  con sobradas pretensiones de antiguo testamento de las frutas.

A mi entender esas tres cosas defectibles (como todas las cosas) cumplen el cometido de transmitir la idea de que: "el jefe todo lo sabe". Y todo lo ve porque ha hecho instalar un sistema de cámaras en circuito cerrado de televisión, en un vano intento de custodiar todo movimiento en los objetos y entidades móviles bajo su dominio,  y hacer juicios basados  en  evidencias graficas  en tiempo real, en lugar de las odiosas »hipótesis del hecho aparente.

a lo alto cuelga un pendón de cloruro polivinílico donde se lee la inscripción « Verdulería  El-Roi» 

Nosotros tenemos la sospecha de que nuestro patrón es medianamente infeliz.

Hemos concluido que padece el síndrome de dios. A mitad de las semana, cuando ya los monstruos que residen en nuestros bolsillos se han comido todas nuestras exiguas monedas ; el aparece, oxigenando las economías individuales de cada uno de nosotros, por separado, en forma racionada pero vital. Acepta las gracias pero no con la señal del agradecimiento explicito , sino con el ademan de la adoración.  

Y no porque sea bueno o malo, simplemente porque se siente un dios a pequeña escala. Y no se puede ser dios y feliz al mismo tiempo. salvo que estemos en presencia de un dios verdaderamente irresponsable . El jefe es tan sensible como irritable, para hacerlo enojar basta que uno solo de nosotros se coma una manzana sin su permiso.   


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