Fruto de la madrugada
La fría lluvia de la madrugada nos obligó a
buscar protección bajo el precario techo
de la parada del bus. La luz de los relámpagos me dejaba ver que era bella,
siempre encontré misterioso el evento fundamental de la lluvia y me gusta oír
caer las gotas sobre los techos, sobre el follaje y el ruido del agua cuando
impacta con las piedras. Ella no paraba de hablar, así que para obtener
silencio, con gran ternura, besé sus labios; cesó la lluvia, se fue la
madrugada, ha salido el sol y aun continúo besándola.
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